Ricardo Zeballos
Argentina
Nací en Buenos Aires, Argentina a mediados del siglo XX dentro de una familia tipo de buen pasar, a mi casa llegaban muchas publicaciones, para mi madre mi hermana y para mí. Los días jueves recibíamos la Enciclopedia Estudiantil Codex, que contenía gran cantidad de ilustraciones, reproducciones de pinturas, en uno de los fascículos encuentro las pinturas de Francesco Guardi llamado “El Canaleto “, con él descubro mi verdadera vocación, quería ser pintor, dejando de lado mis otras vocaciones anteriores que eran ser santo ó prócer.
En una escuela pública en horario vespertino, se daban clases de dibujo, a las cuales asistí, porque mi madre insistía que para ser pintor primero se debe ser dibujante idea con la cual no concordaba.
En la adolescencia temprana, concurrí a talleres de “ libre expresión “como en esa época se los llamaba donde aprendí la técnica del collage entre otras. Hacia fines de los sesenta, el collage se apoderó de los dormitorios juveniles, con imágenes psicodélicas, grupos musicales, tapas de discos y fotos de actrices.
En los 70 se consideraba al collage un arte menor junto con el cómic, casi en secreto y con temor al veredicto de mis amigos artistas, hacía collages que casi nunca mostraba y me amparaba en su origen surrealista lo que me ayudaba a seguir adelante con mis trabajos sin ser muy objetado.
Continué mi camino en el arte volcándome al arte abstracto, ya sabiendo que del arte no se vive pero sí se muere. En los últimos 12 años empecé a incluir algo de collage en mis pinturas. De a poco la técnica fue tomando mayor protagonismo en mis trabajos hasta ocupar el centro de la escena.
De manera fortuita hace casi 5 años en el altillo de una casa, a la cual me había mudado con mi familia, encontré un “tesoro”. Cuadernos, libretas de apuntes, cartas , esquelas, mapas, calendarios, diarios italianos todo de la década del 50, del dueño original y constructor de la casa el cual en forma meticulosa y como una bitácora llevaba todos los datos, materiales nombres de empleados, recibos de pago.
Este episodio me precipitó a tomar la decisión, de abrazar al collage de manera definitiva. Ahora soy un collagista. Desconozco el propósito y la razón por la cual lo soy. Me pregunto si deberé develar algún secreto o un misterio ¿y de ser así que importancia tendría?. Encuentro al collage mágico, profundo, maravilloso. Trabajo pequeños formatos con el cartón de embalaje de supermercados como soporte.
Este tiempo me encuentra sumergido en el collage, tal vez permanezca en él por mucho tiempo y lo celebro. Amén.